He aprendido que
estas lágrimas no pierden valor si son en tu nombre y
cada gota
derramada me trae un recuerdo tuyo.
He despertado
todos mis instintos en busca de ti y
mis sentimientos
se desvelan en cada esquina de mi piel.
Mis ojos buscan
tus ojos y en cada hombre vive la esperanza de verte,
por lo menos una
vez más.
Quisiera abrir ese hoyo en el que tu cuerpo descansa y
contemplarte
hasta imaginar un despertar, mientras mi mente
batalla con la
verdad de que hoy día te visito a una tumba.
He aprendido que
no necesito dar amor a quienes nunca les he importado
pues si no me
amaban antes de tu partida, hoy día ya es tarde.
He aprendido a
sufrir en silencio, a llorar solo aquí, en mi corazón,
porque los
humanos son expertos en manipular y la debilidad es el pase a lastimar.
Me he vuelto un
laberinto de palabras, a veces no sé si vivo o si muero, si lloro por dentro o
por fuera. Mis días se convierten en noches al parpadear y tristeza -esa
condenada- vive recordándome que ya no tengo Papa.
He aprendido a
susurrarle al viento cuanto te extraño,
he aprendido a
apreciar esas diminutas vainas que nosotros los vivos ya ni miramos.
Un día creo
olvidar el dolor y otros días lucho contra el viento para que no me inunde de
oscuridad.
Hoy desperté,
entre la confusión de saber dónde me encontraba, y
la esperanza de
que esta fecha volviera a ser solamente un ayer,
pero hoy he
aprendido que tengo que enfrentar esta verdad y entre mis aprendizajes,
He aprendido
amarte a distancia.
"Hay un
lugar en donde nunca te olvidare... ese lugar es mi corazón"
No comments:
Post a Comment